Majestades,
Expresamos a Vuestras Majestades nuestro reconocimiento y gratitud por recibir hoy a la Diputación de la Grandeza con ocasión de su segundo centenario.
Y lo hacemos desde el recuerdo emocionado al Rey Juan Carlos por su histórica ejecutoria y con la admiración a la labor que Vuestra Majestad ha realizado a lo largo del primer año de Vuestro reinado, que deseamos largo y fecundo.
Los títulos que están aquí presentes, Señor, constituyen una parte de historia viva de España, pues llevan los nombres de las personas que vuestros antepasados decidieron destacar y poner como ejemplo de servicio al bien común desde la Edad Media hasta ayer mismo. Los descendientes de esos protagonistas de nuestro pasado y presente estamos por ello obligados a la ejemplaridad y la autoexigencia. Se lo debemos a España, a Vuestra Majestad y a nuestros antepasados, cuyo nombre intentamos honrar con nuestra conducta.
Desde su creación la Diputación de la Grandeza ha estado al servicio de la Corona. Hace dos siglos que el Rey Fernando VII recabó de los grandes de España una contribución económica para salvar los apremios del exhausto Tesoro. Los grandes se constituyeron en junta y expresaron “que cuánto tienen, valen y poseen, y hasta sus mismas personas, están uno y otro al servicio del Rey y de su patria.” En la actualidad, con el mismo espíritu y siguiendo los deseos manifestados por Vuestra Majestad, llevamos a cabo una fértil labor cultural y un empeño aleccionador sobre nuestras obligaciones. Como órgano consultivo del Ministerio de Justicia, junto con el Consejo de Estado, aportamos un rigor jurídico y una solvencia histórica necesarios en la sucesión de títulos de nobleza. Sin pretensión de privilegio alguno, intentamos merecer la consideración de Vuestras Majestades por nuestra labor, de forma que los reyes que nos presidieron y presiden puedan sentirse satisfechos y cómodos en su papel, incluso orgullosos. A ello nos aplicamos con esfuerzo, rigor y competencia.
Señor, como tantas instituciones vivas y con deseo de estar presentes en los retos y oportunidades que plantea el siglo XXI, la Diputación de la Grandeza busca destacar en la cambiante sociedad del conocimiento, como nuestros antepasados supieron hacerlo en la suya. Intentamos ser ejemplares y competitivos, además de leales. Queremos aportar a la convivencia en nuestra democracia constitucional desde los ejemplos personales hasta la continua renovación de instituciones históricas como la Diputación de la Grandeza, que ha sobrevivido 200 años ininterrumpidamente por haber sabido adaptarse a su tiempo y a la sociedad española.
Con este convencimiento y compromiso, reiteramos a Vuestras Majestades el más sincero agradecimiento por recibirnos y os hacemos llegar nuestra permanente lealtad.