LO QUE ESTÁ POR LLEGAR

La actualidad manda y la atención de los analistas políticos se focaliza sobre los posibles pactos para formar gobierno, la convocatoria o no de nuevas elecciones y los posibles resultados de éstas. Sin embargo, en mi opinión, estos temas carecen de la más mínima relevancia desde el momento en que el Ministro de Hacienda dio la cifra de déficit de España en 2015.

Poco importa si se convocan o no nuevas elecciones, los resultados que deparen o si hay una coalición de uno u otro signo, la nueva centralidad de la política española viene ya dada por la manera en la que el próximo Gobierno va a cumplir con los compromisos fiscales adquiridos con la UE. Por tanto, la cuestión no es si se forma Gobierno o no, tampoco su signo ideológico, sino lo que el próximo Gobierno deberá hacer si o si.

La realidad es tozuda y los datos para echarse a temblar, recordemos que España para 2016 tiene comprometido con Bruselas cerrar el año (este año) con un déficit público del 2,8% que con las cifras actuales del 2015 (el 5%) supone que el Gobierno entrante deberá ajustar, ahorrar, eliminar, recortar o como prefieran ustedes llamarlo 22.000M de euros en los 8 meses que quedan de año. Para que nos hagamos una idea de las dimensiones del asunto baste recordar que los recortes en Sanidad y Educación entre 2012 y 2014 supusieron la mitad de esa cifra.

Obviamente, España incumplirá el objetivo de déficit en 2016 inmersa en un caos político sin precedentes originado por un gobierno fallido, una oposición que utilizan el Parlamento como herramienta de propaganda populista y desgaste al gobierno en funciones, unas Comunidades Autónomas en rebeldía que se niegan a parar la sangría del déficit y un Gobierno de Cataluña en pleno proceso de secesión por la vía de los hechos consumados.

Ante esta crítica situación es inevitable volver la vista a los partidos políticos para ver qué propuestas plantean pero por lo visto, leído y escuchado mucho me temo que solo manejan soluciones irreales fruto de intereses espurios, cuando no de pensamientos mágicos del tenor; pedir a Bruselas una moratoria en el cumplimiento del déficit, luchar contra el fraude fiscal, subir los impuestos a los ricos, cuando no ensoñaciones populistas como no pagar la deuda, salirse de la UE o instaurar un régimen colectivista.

Para nuestra desgracia todas ellas son medidas irreales, insuficientes o ambas cosas a la vez y denotan una falta absoluta de compromiso con las políticas que precisa España para superar la actual situación más preocupados todos del tactismo y lo políticamente correcto para alcanzar el poder. No se aborda la falta de una economía verdaderamente libre y competitiva, ni la ausencia de separación de poderes y la evidencia de que España no puede ni debe mantener un Estado elefantiásico, burocrático e ineficiente, que incluye 17 Comunidades Autónomas, 41 Diputaciones y más de 8.000 Ayuntamientos.

Ante tamaño disparate no son de extrañar los sentimientos de melancolía que dejamos entrever los españoles en el último CIS al preguntarnos por la situación política y el futuro inmediato; el 80% considera que la situación política es mala o muy mala, el 46% cree que la situación política es peor que hace un año y ocho de cada diez creen que no mejorará dentro de un año, todo un baño de realidad el que nos estamos dando los españoles.

Y mientras esto es así, los partidos se empeñan en quitar hierro al asunto del déficit a través de un argumentario que insiste en pedir moratorias o en trasladar que no habrá más recortes porque es hora de “recuperar derechos” (eslogan populista que denota el nivel de nuestros políticos).

Pero se equivocan, se equivocan los partidos si creen que esto va a ser así y se equivocan todos aquellos que decidan creerles. Que nadie piense que todo va a seguir igual o que las soluciones mágicas van a sacarnos del atolladero. Vamos a cumplir el déficit y a devolver hasta el último euro que nos han prestado. Bruselas queda a la espera de la formación de Gobierno en España para ponerle deberes ¡y vaya si nos los van a poner! que nadie piense que en la UE todo esto ha pasado desapercibido. Dudo mucho que el resto de europeos estén dispuestos a seguir financiando por más tiempo la incapacidad y el populismo de nuestros políticos.

Así que en la próxima legislatura el objetivo de cualquier gobierno, insisto en esto; cualquiera y sea del signo que sea, será el que nos marquen desde Bruselas, que no es otro que el compromiso de déficit 0% en 2020. Lo que, nos guste o no, pasa por dos realidades; recortes y subida de impuestos. El cómo lograrlo tampoco parece muy difícil adivinar, miren lo que ha ocurrido en Grecia y Portugal, creo que no será muy diferente de lo que está por llegar hasta que sepamos cumplir con nuestras obligaciones.

Jaime de Berenguer
Conde de Cifuentes
Profesor de la UAM especialista en Psicología Política y ex Concejal de Ayuntamiento de Madrid.
Este artículo fue publicado en electocracia en abril de 2016