El 16 de mayo de 2011 el Consejo Permanente y Diputación de la Grandeza de España organizó un almuerzo para dar la bienvenida a las personalidades a las que S. M. el Rey ha concedido recientemente Títulos nobiliarios. El acto estuvo presidido por S. A. R la Infanta Doña Margarita, acompañada por su esposo el Duque de Soria. Asistieron la Subsecretaria del Ministerio de Justicia, doña Purificación Morandeira, el Consejero Permanente de Estado don Miguel Rodríguez-Piñero y Bravo-Ferrer y diversos miembros de la nobleza titulada que quisieron agasajar a los homenajeados.
A los postres, el Duque de Aliaga, Decano de la Diputación de la Grandeza, dio lectura al siguiente discurso de bienvenida:
Como Decano de la Diputación de la Grandeza de España constituye para mí un honor y una satisfacción, dirigiros la palabra en este acto en el que damos la bienvenida a las destacadas personalidades a las que S. M. el Rey ha concedido recientemente un Título nobiliario. Me gustaría agradecer en primer lugar su presencia aquí a S. A. R. la Infanta Doña Margarita, a la Subsecretaria del Ministerio de Justicia Purificación Morandeira, al Consejero de Estado Miguel Rodriguez Piñero, y a esta destacada representación de Grandes y Títulos.
El pasado año tuvimos la oportunidad de reunirnos con quienes habían sido agraciados con dignidades de esta naturaleza. Hoy de nuevo nos reunimos para testimoniar nuestro afecto y reconocimiento a quienes se han hecho acreedores de tan alta distinción.
Es bien conocido cómo a lo largo de la historia nuestros Reyes fueron incorporando a la nobleza titulada a quienes por sus méritos y por los servicios prestados a España y a la Corona así lo habían considerado conveniente.
Desde los grandes señores que en la baja Edad Media acompañaban al Rey tanto en sus empresas militares como en el desempeño de altos cargos, la evolución hasta la actualidad de los grupos sociales que han sido distinguidos con mercedes nobiliarias ha sido muy notable.
En el transcurso de los más de siete siglos de vida de la nobleza titulada en España, insignes gobernantes, destacados militares, miembros de la nobleza local, financieros, políticos, intelectuales, artistas y escritores han accedido a la posesión de un título nobiliario.
A todos ellos se ha unido ahora un conjunto de personalidades a quienes hemos querido hoy saludar en este acto.
Damos la bienvenida al primer Marqués de Ibias, don Aurelio Menéndez Menéndez, quien ha recibido su título por su “valiosa y fecunda labor en el ámbito de la docencia universitaria y las ciencias jurídicas”.
Pertenece el nuevo Marqués de Ibias a ese grupo de juristas que ha sabido compaginar el brillante desempeño de la cátedra universitaria con el ejercicio más exigente de la abogacía y con el desempeño de altas funciones públicas, encauzado todo ello siempre al servicio de la sociedad y del bien común.
Se une así al grupo de eminentes catedráticos que alternaron la docencia y la vida política y académica, como el Conde de Gimeno, el de Leyva, el de Santamaría de Paredes o el de los Alixares, entre otros, a quienes se recompensó por sus muchos méritos con estas mercedes nobiliarias.
El primer Marqués de Vargas Llosa, ilustre escritor, último Premio Nobel de Literatura, brillante intelectual y defensor de derechos y libertades ciudadanas, es poseedor de la doble nacionalidad peruana y española.
Su origen peruano nos hace evocar numerosos títulos concedidos en el transcurso de los siglos por los Reyes de España a personalidades de aquellas tierras. Natural de la ciudad extremeña de Trujillo, como lo eran, por cierto, los Vargas, antepasados por varonía del nuevo Marqués de Vargas Llosa, el primer español del Perú, el Adelantado y Gobernador don Francisco Pizarro, fue recompensado por el Emperador Carlos con el título de Marqués aunque sin denominación. Desde él hasta los últimos españoles que defendieron la voz del Rey en aquel virreinato, el primer Conde de Guaqui, el primer Conde de los Andes y el primer Marqués de Rodil, más de cien dignidades nobiliarias fueron otorgadas a españoles nacidos en Perú.
El Marqués de Vargas Llosa, como eminente literato se une al ilustre grupo de escritores cuyos méritos ya fueron recompensados por el Rey: Recordamos a Camilo José Cela, también novelista y Premio Nobel de Literatura, primer Marqués de Iria Flavia en 1996; y evocamos asimismo la figura del ilustre narrador y dramaturgo don Ramón María del Valle Inclán, cuya memoria el Rey quiso honrar concediendo en 1981 a su hijo Título de Marqués con la denominación de Bradomín, tomado del célebre personaje literario a quien el propio don Ramón, su creador, ya había hecho Marqués, calificándole al mismo tiempo como “feo, católico y sentimental”.
El primer Marqués de Villar Mir reúne asimismo una trayectoria pública como antiguo ministro y vicepresidente del Gobierno, profesor y brillante hombre de empresa. En el ejercicio de su actividad empresarial ha generado mucha riqueza, ha creado múltiples puestos de trabajo y ha sabido transmitir la idea de que la iniciativa unida a la inteligencia y al trabajo permite crear empresas fuertes que contribuyen a la prosperidad y prestigio internacional de España.
Esta generación de riqueza nacional une el nombre del Marqués de Villar Mir a otros ilustres empresarios como los Marqueses de Pickman, de Zuya, de Urquijo y de Puebla de Cazalla, o los Condes de Lacambra, de Fenosa o de la Ribera del Sella.
El más reciente de los Títulos creados por Su Majestad el Rey es el de Marqués de Pereira Coutinho, perteneciente a una familia portuguesa históricamente vinculada con la Corona española. Ya el Rey Carlos III creó a favor de un antepasado suyo el Título de Marqués de los Soidos, con Grandeza de España.
No es nueva esta estrecha relación entre los monarcas españoles y la nobleza portuguesa. Los Títulos de Marqués de Castel Rodrigo, de Duque de Abrantes, de Linares, de Aveyro y de Camiña, entre otros, dan fe de esta vinculación fraternal, que hoy se ve reiterada con la concesión de este título a Vasco Manuel de Quevedo Pereira Coutinho.
Decía al principio de mi intervención que en el transcurso de los siglos la Corona había ido incorporando a la nobleza titulada a figuras destacadas de sectores sociales emergentes. No cabe duda de que en los tiempos actuales uno de esos sectores más pujantes en la sociedad es el deportivo; y, sin embargo, hasta la fecha no había merecido el reconocimiento regio esta actividad tan importante.
Es cierto que en 1991 le fue concedido el Título de Marqués de Samaranch a quien fue inolvidable presidente del Comité Olímpico Internacional, pero esa distinción iba dirigida más a premiar a la gestión de un español al frente del movimiento olímpico que al ejercicio como tal del deporte.
Ahora, ha sido esa actividad directa la que Su Majestad ha querido reconocer con la concesión del Título de Marqués de Del Bosque. Y lo ha hecho a favor de quien habiendo sido antes un destacado deportista, ha conseguido para España, como Seleccionador nacional de fútbol, el triunfo más resonante obtenido hasta la fecha por el deporte español en la actividad que mayor impacto tiene hoy en el mundo. Además, junto al triunfo deportivo consiguió unir a los españoles en pos de su selección y llevó el nombre de nuestra Patria a los cinco continentes.
Queridos amigos,
La posesión de un título es precisamente lo que nos une hoy aquí a quienes lo ostentamos desde hace más o menos tiempo y a quienes lo han recibido por gracia de Su Majestad hace pocas semanas. La prerrogativa regia de la concesión de una merced nobiliaria nos iguala en el momento presente a títulos varias veces centenarios con los que acabáis de incorporaros a la nobleza titulada.
Quienes poseemos un Título o Grandeza desde hace algún tiempo procuramos imitar los méritos y servicios del antepasado que fueron tenidos en cuenta para su concesión. Estos hechos pasados nos estimulan a superarnos en las diferentes manifestaciones de nuestra vida, para no desmerecer del ejemplo que cada uno de aquéllos ofreció con sus actos. De algún modo a mi me gustaría pensar que estamos haciendo lo que el Marqués de Vargas Llosa nos contaba en su discurso al recibir el Premio Nobel. Nuestro genial literato comenzó a escribir muy joven y lo que ideaba eran “continuaciones de las historias que leía, pues me apenaba que se terminaran o quería enmendarles el final”. Pues bien, nuestras historias individuales y familiares, entrelazadas con el devenir de España, son también el deseo de que nuestros relatos colectivos no terminen y se mejore o enmiende lo que sea menester.
Así, vosotros los nuevos poseedores de un título nobiliario, constituís hoy no sólo para vuestros descendientes, sino también para la sociedad entera un referente en el que poder mirarse como ejemplo de lo que puede conseguirse con una vida consagrada al esfuerzo, al trabajo y al servicio de España y de la Corona.
A todos vosotros, como Decano de la Diputación de la Grandeza, junto con la Infanta y con representantes de organismos oficiales tan cercanos a nosotros, a quienes agradezco profundamente su presencia, quiero terminar dándoos nuestra más cordial y afectuosa bienvenida.
A continuación el Marqués de Villar Mir, en nombre de los nuevos titulados, pronunció las siguientes palabras:
Alteza.
Excelentísimo Señor Decano.
Excelentísimos e Ilustrísimos Señoras y Señores, miembros del Consejo Permanente y Diputación de la Grandeza de España.
Señora Gerente de la Diputación de la Grandeza.
Queridos amigos.
En nombre de quienes hemos recibido hace pocas semanas un Título del Reino, en este acto –que significa para nosotros una oportunidad de expresar agradecimientos y compromisos– reiteramos ante todo nuestra más honda gratitud a Su Majestad el Rey por el honor que nos ha conferido.
Y deseamos también dar muchas gracias a Su Alteza Real la Infanta Doña Margarita, por haber aceptado tan amablemente presidir este encuentro, y al Duque de Aliaga por sus generosas palabras. Junto con nuestro reconocimiento a la Subsecretaria del Ministerio de Justicia, Señora Morandeira, al Consejero de Estado, Señor Rodríguez Piñero, y a la destacada representación de Grandes y Títulos que nos acompaña.
Hoy queremos poner especialmente de relieve la lealtad y el apoyo que todos debemos a Su Majestad. Una lealtad y un apoyo que cada uno de nosotros desea y debe ejercer, desde su puesto en la sociedad, para poder servir mejor a Su Majestad y a España y, por ende, a los hombres y mujeres de nuestro país, en el mundo globalizado al que pertenecemos.
Es oportuno recordar que las Columnas de Hércules del Escudo de España llevan un mandato, intenso y lleno de desafíos, contenido en sólo dos palabras: “Más allá”.
Y es que sabemos que el lema “Más allá” es expresión de un espíritu entregado de servicio, del que el Rey, como primer español, ha sabido dar ejemplo. Desde Su impulso a una Constitución que recoge el mayor y más hondo consenso jamás alcanzado entre españoles, hasta el empuje máximo, constante y decidido, que el Rey suma a cuantos esfuerzos e iniciativas hacen de España un país democrático y avanzado.
El “Más allá”, que el guipuzcoano de Guetaria Juan Sebastián Elcano supo llevar alrededor del mundo, está hoy incorporado a un gran número de iniciativas, que promueven la igualdad de oportunidades en nuestra tierra, que potencian las capacidades de los españoles y que permiten alcanzar a nuestros compatriotas, antes y mejor, objetivos de muy amplio alcance.
Objetivos, felizmente logrados a lo largo de los treinta y cinco últimos años y entre los que destacan, por un lado la excelencia creciente en el quehacer profesional, que las personalidades recientemente tituladas presentan con frecuencia y, por otro lado, el crecimiento económico unido al bienestar social alcanzado. Y con todo ello, una proyección cada día más extensa y profunda de España y de los españoles en nuestra sociedad europea, en la Comunidad Iberoamericana de Naciones, en los vínculos transatlánticos, en el mundo mediterráneo hoy en ebullición y en el conjunto de la escena internacional.
Esta expansión descansa sobre el fundamento de una cultura abierta y diversificada, apoyada sobre la lengua común, el castellano, que a todos nos une.
Los que hablamos español contamos en nuestro bagaje con esa joya de valor incalculable, compartida desde Estados Unidos a la Tierra de Fuego y desde El Callao a Barcelona y hasta Guinea y Manila. Un idioma de comunicación internacional cuya demanda experimenta una dinámica expansión en los cinco continentes. Y así, el español y también el portugués, que unen los dos Hemisferios, crean culturas de alcance universal.
Muchas gracias a Su Majestad por el alto honor que ha querido conceder al Marqués de Ibias, al Marqués de Vargas Llosa, al Marqués de Pereira de Coutinho, al Marqués de Del Bosque y a mí mismo como Marqués de Villar Mir. Con el más formal compromiso de nuestra permanente y máxima lealtad a la Corona, en renovada respuesta ante el gesto de afecto con que el Rey nos ha distinguido. Gesto que estimula y aumenta nuestro compromiso, máximo, de dedicar siempre nuestro trabajo y nuestros esfuerzos, con espíritu de superación y de mejora continua, al servicio de España y de la Corona.
Como ha dicho nuestro Decano, todos esperamos estar a la altura debida y ser una referencia en nuestra sociedad, como verdaderos ejemplos de trabajo y servicio a nuestro país, en beneficio de todos.
Y, desde ese compromiso de ejemplaridad en el trabajo y en el servicio a nuestro país, ofrecemos al Decano y a todos los miembros del Consejo Permanente y de la Diputación de la Grandeza de España, que tan amable y deferentemente hoy nos acogen, nuestro decidido espíritu de colaboración, con la mejor y más atenta amistad.
Muchas gracias a todos.